Santiago 3:1-10
1-Hermanos míos, no os hagáis maestros
muchos de vosotros, sabiendo que
recibiremos mayor condenación.
2-Porque todos ofendemos en muchas
formas. Si alguno no ofende de palabra,
este es varón perfecto, capaz también de
refrenar todo el cuerpo.
3-He aquí nosotros ponemos freno en la
boca de los caballos para que nos obedezcan,
y dirigimos así todo su cuerpo.
4-Mirad también las naves; aunque tan
grandes, y llevadas por impetuosos vientos,
son gobernadas con un muy pequeño timón
por donde el que las gobierna quiere.
5-Así también la lengua es un miembro
pequeño, pero se jacta de grandes cosas.
He aquí, ¡cuán gran bosque enciende un
pequeño fuego!
6-Y la lengua es un fuego, un mundo de
maldad. La lengua está puesta entre
nuestros miembros, y contamina todo
el cuerpo, y enciende el curso de la vida,
y es encendida por el infierno.
7-Porque toda especie de bestias, y de aves,
y de serpientes y de criaturas del mar se
doma y ha sido domada por el ser humano;
8-pero ningún hombre puede domar la lengua,
que es un mal que no puede ser refrenado,
llena de veneno mortal.
9-Con ella bendecimos al Dios y Padre, y
con ella maldecimos a los hombres, que
han sido hechos a la semejanza de Dios.
10-De una misma boca proceden bendición
y maldición. Hermanos míos, esto no
debe ser así.
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