Lucas 1:39–55
39 En aquellos días, levantándose
María, fue a la montaña con prisa,
a una ciudad de Judá;
40 y entró en casa de Zacarías
y saludó a Elisabet.
41 Y aconteció que cuando oyó
Elisabet la salutación de María,
la criatura saltó en su vientre; y
Elisabet fue llena del Espíritu
Santo
42 y exclamó a gran voz y dijo:
¡Bendita tú entre las mujeres,
y bendito el fruto de tu vientre!
43 ¿Por qué se me concede esto
a mí, que la madre de mi Señor
venga a mí?
44 Porque he aquí, cuando llegó
la voz de tu salutación a mis oídos,
la criatura saltó de alegría en mi
vientre.
45 Y bienaventurada la que creyó,
porque se cumplirán las cosas que
le fueron dichas de parte del Señor.
46 Entonces María dijo:Engrandece
mi alma al Señor;
47 y mi espíritu se regocija en
Dios mi Salvador,
48 porque ha mirado la humilde
condición de su sierva;porque he
aquí, desde ahora me dirán
bienaventurada todas las
generaciones,
49 porque me ha hecho grandes
cosas el Poderoso;y santo es
su nombre.
50 Y su misericordia es de
generación en generación a
los que le temen
51 Hizo proezas con su brazo;
esparció a los soberbios en el
pensamiento de sus corazones.
52 Quitó a los poderosos de los
tronosy levantó a los humildes.
53 A los hambrientos llenó de
bienesy a los ricos los despidió
vacíos.
54 Socorrió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,
55 de la cual habló a nuestros
padres,a Abraham y a su
descendencia para siempre.
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